Mayo del 2009: El mes del Barça
Yo viví el mayo del 2009". Esas palabras seguro que serán pronunciadas por algún orgulloso abuelo a sus nietos dentro de muchas décadas. El último mes que ha protagonizado el FC Barcelona pasará a la historia por ser el más brillante en los más de cien años de historia de la entidad. Nunca ningún equipo del fútbol español había conquistado los tres títulos más importantes a los que optaba, y además practicando un fútbol exquisito que ha sido la envidia de medio mundo.
El mes no podía haber comenzado mejor para los culés. El día dos se jugaban la liga, era el partido decisivo, y en casa del eterno rival. Mucho se había hablado de la presión, del cansancio y de un Madrid que llegaba al partido en el mejor momento de la temporada y dispuesto a robarle la liga a un Barcelona que hasta entonces se había mostrado muy sólido.
El resultado es conocido por todos. La exhibición del equipo de Guardiola que fue de tal calibre que fue aplaudida por la grada del Bernabéu. Nunca ningún equipo se había enfrentado al Real Madrid en su propio estadio y había jugado de la forma que lo hizo el Barcelona aquella tarde soleada de principios de mes. La Liga estaba sentenciada, pero todavía quedaba la asignatura más complicada: Stamford Bridge.Aquel minuto 93 de las semifinalesCuatro días después del gran clásico, el Barça se plantó en el estadio del Chelsea en busca de la clasificación para la final de la Champions. El 0-0 de la ida obligaba a los de Guardiola a marcar imperiosamente. No fue su mejor partido del año, quizá uno de los peores. Los barcelonistas ya lo veían todo perdido después de un encuentro muy duro en el que el árbitro les mantuvo con vida. Essien había adelantado a los 'blues' con un golazo desde fuera del área, el tiempo se agotaba, pero el Barça no reaccionaba. Pero ahí apareció Iniesta (Don Andrés desde aquella noche) que en el descuento, cuando las luces ya amenazaban con apagarse, enganchó un disparo desde la frontal que se coló por la escuadra de la portería defendida por Cech. El de Fuentealbilla le pegó con todo el alma, con la suya y la de todos los barcelonistas.
El mes no podía haber comenzado mejor para los culés. El día dos se jugaban la liga, era el partido decisivo, y en casa del eterno rival. Mucho se había hablado de la presión, del cansancio y de un Madrid que llegaba al partido en el mejor momento de la temporada y dispuesto a robarle la liga a un Barcelona que hasta entonces se había mostrado muy sólido.
El resultado es conocido por todos. La exhibición del equipo de Guardiola que fue de tal calibre que fue aplaudida por la grada del Bernabéu. Nunca ningún equipo se había enfrentado al Real Madrid en su propio estadio y había jugado de la forma que lo hizo el Barcelona aquella tarde soleada de principios de mes. La Liga estaba sentenciada, pero todavía quedaba la asignatura más complicada: Stamford Bridge.Aquel minuto 93 de las semifinalesCuatro días después del gran clásico, el Barça se plantó en el estadio del Chelsea en busca de la clasificación para la final de la Champions. El 0-0 de la ida obligaba a los de Guardiola a marcar imperiosamente. No fue su mejor partido del año, quizá uno de los peores. Los barcelonistas ya lo veían todo perdido después de un encuentro muy duro en el que el árbitro les mantuvo con vida. Essien había adelantado a los 'blues' con un golazo desde fuera del área, el tiempo se agotaba, pero el Barça no reaccionaba. Pero ahí apareció Iniesta (Don Andrés desde aquella noche) que en el descuento, cuando las luces ya amenazaban con apagarse, enganchó un disparo desde la frontal que se coló por la escuadra de la portería defendida por Cech. El de Fuentealbilla le pegó con todo el alma, con la suya y la de todos los barcelonistas.
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